Querido lector:
No hay mejor escenario: la urbe milenaria de Damasco, el encantamiento de la ruta de la seda, los místicos paisajes de Oriente Medio, la fantasmagórica presencia de las alegorías de un remoto pasado que no quiere irse...
Así que con La flor de Damasco vas a viajar, vas a sentir todo ese ardor pasional del romanticismo de los oasis y las dunas de color ámbar, donde las puestas de sol se hacen doradas; de la Historia que habla a través de la piedra y desde el silencio más que en los hechos ya conocidos de las dos guerras árabes-israelíes que se recogen en el libro. Porque habrá una invocación a espíritus que quedaron latentes en ese escenario: Lawrence de Arabia, Agatha Christie, Zenobia y Palmyra; saltando a otros como El Tenorio, hasta llegar a otras formas espectrales que se encuentran en El Corán y La Biblia.
Con esta novela doy un salto en mi registro. Me adentro en la labor de investigación y documentación sobre la contextualización histórica y busco dar un giro en mi narrativa. Uno debe tratar de progresar siempre en esto del escribir y contar historias, más aún cuando las expectativas levantadas por la gran acogida de mi primera novela, Caricias al alma, así lo demanda. Pero no perdiendo norte sobre ella, sigo en mi prosa que desnuda, sigo en los personajes que quieren decir algo más que una descripción al uso. Sigo en la búsqueda del ser interior que todo lo mueve.
Te espero aquí, para que veas cómo se hizo La flor de Damasco. Y espero seas paciente... como comprenderás, no puedo mostrarlo todo.
NOTA: Cada poco voy renovando la narración... No te pierdas las correcciones!